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miércoles, 29 de abril de 2020

¿POR QUÉ L@S NIÑ@S TIENEN RABIETAS

¿POR QUÉ L@S NIÑ@S TIENEN RABIETAS?

Es muy común en los niños de dos años tener rabietas y esto crea en los padres o cuidadores gran desasosiego.
¿Como enfrentarnos a ellas?, ¿qué puedo hacer?...

Estas preguntas y otras muchas más nos hacemos cuando un niño tiene este episodio.
Para entender mejor qué y porqué pasan os pongo un enlace de un articulo sobre el tema que me  parece muy interesante de Rosa Jové.




En RESUMEN:

PREVENIR: explicando expectativas de forma clara antes de cualquier situación susceptible de producir conflictos. Eligiendo el momento siempre que sea posible, teniendo en cuenta factores como el hambre, sueño, cansancio, sobreestimulación...


MANTENER LA CALMA: El objetivo número uno es controlar tus propias emociones y actuar desde la tranquilidad.


ACEPTAR: El llanto es una forma sana de expresar las emociones. No hay que tenerle miedo, ni intentar pararlo a toda costa, por las buenas o las malas. Deja de intentar controlar sus emociones y céntrate en controlar las tuyas. Permítele que llore.


ACOMPAÑAR: Si el niño lo acepta, podemos ofrecer contacto físico. Si no, debemos ofrecer espacio y disponibilidad a la vez. Si pega, no lo permitimos y o bien nos alejamos para ponernos fuera de su alcance o bien le bloqueamos sujetándole las manos.


VALIDAR: Ponemos nombre a sus emociones, las validamos incondicionalmente. Nos centramos en que se sienta comprendido en lugar de intentar conseguir que nos entienda a nosotros y a nuestros motivos. Si notamos que al hablar escalamos el desborde, nos limitamos a acompañar en silencio y validamos después.


RECONECTAR: Una vez que el desborde comienza a calmarse, podemos ofrecer contacto físico, expresar nuestro amor incondicional, validar si no lo hemos hecho antes, ofrecer alguna actividad para soltar energía y terminar de retomar la normalidad.


DAR HERRAMIENTAS: Una vez recuperada la calma y la normalidad, es el momento de aprender de la experiencia. Puede ser justo después o en otro momento, siempre que se cumplan los requisitos de que el niño esté bien física y emocionalmente, así como que se sienta conectado con nosotros. Ahí es cuando podemos hablar de nuestros motivos para decidir lo que decidimos, y de alternativas para manejar las emociones propias, o de alternativas para actuar antes de perder el control de las mismas.



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